Prefacio
Hubo un tiempo en que Erdosain me visitaba con la excusa de pedir monedas en Filosofía y Letras. Había en su expresión un aire de calavera, una especie de aliento a electroshock. Yo lo esperaba para clavarlo con alfileres en mi memoria y retenerlo de algún modo sin su aureola de suicidio, pero eso no pasaba. Siempre me dejabas, Erdosain. Tal vez por eso nunca te di esa moneda.
2 comentarios:
yo conozco a ese hombre... lo vi multiplicado y también dividido... lo vi atado, con los ojos vendados y en una celda de cartón.No se si habra salido... o si pronto estare con el.
Muchos lo han visto, otros no quisieron verlo, otros no lo verán nunca. Su existencia es material de leyenda para otros tantos; para mí, hace años es casi una obsesión.
Saludos y gracias por comentar!!!
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